La dieta para enfrentar el coronavirus

Introducción

 

Muchos pacientes se están preguntando hoy ¿Qué dieta debo seguir para enfrentar mejor el coronavirus?, ¿Existe alguna dieta especial si quiero protegerme de la COVID-19?, ¿Existe una dieta que pueda ayudarme a enfrentar mejor el coronavirus si ya tengo la infección COVID-19? Bueno, este artículo busca entregar respuestas a este tipo de preguntas basadas en investigaciones científicas.

Los coronavirus son un tipo de virus que provocan enfermedades respiratorias de diversa gravedad, desde el resfrío común hasta la neumonía mortal. Son muchos los coronavirus que se han descubierto y que provocan enfermedades infecciosas en animales, de hecho en animales las infecciones no sólo son respiratorias sino que también afectan a otros sistemas como el nervioso y gastrointestinal. Pero sólo se han descubierto 7 coronavirus que provocan enfermedades en humanos. De estos siete, sólo tres provocan enfermedades graves en seres humanos. Para leer más sobre el tema haga clic en este enlace: ¿Qué es un coronavirus?

 

Algunos expertos no recomiendan ninguna dieta en particular, otros ni siquiera profundizan el tema actuando como si la alimentación no fuese un factor importante en el enfrentamiento de la COVID-19. Bueno, lo cierto es que la alimentación podría ser un factor crucial en el enfrentamiento de esta patología, especialmente si pudiéramos dar las indicaciones correctas a un gran número de personas.

 

Respecto a la alimentación podemos poner manos a la obra con 2 simples pasos:

 
  1. Primero dejar de consumir alimentos y productos que favorezcan el desarrollo de complicaciones mayores con la COVID-19.

  2. En segundo lugar comenzar a incluir en la dieta alimentos que favorezcan el buen funcionamiento del sistema inmunológico para reducir las probabilidades de complicaciones de la COVID-19.

 
 

PRIMERA PARTE

 

Alimentos y productos que tengo que sacar de mi dieta

 

Existe investigaciones científicas que muestran que el alto consumo de hidratos de carbono refinados dañan al sistema inmunológico. Este tipo de productos son por ejemplo los fabricados con harinas refinadas o blancas, azúcar y otras materias primas como el jarabe de maíz alto en fructosa refinada. El pan, las pastas o fideos, el arroz blanco, los dulces, galletas, bebidas gaseosas y otros productos de alto consumo en nuestro país caen en esta categoría de alimentos dañinos para nuestro sistema inmunológico.

 
 

Por ejemplo, en el estudio publicado en el año 2014 por la Dra. Flowers de la Universidad de California y su equipo titulado MicroRNAs associated with exercise and diet: a systematic review, ellos realizan una amplia revisión sobre lo que se sabe respecto a cómo se afecta la expresión genética producto de factores como la dieta y el ejercicio. Factores que pueden ser muy relevantes en el enfrentamiento de la COVID-19, tanto en su prevención como tratamiento pero que lamentablemente se les está dando poca importancia.

 
 

Los microARN son moléculas que participan en la regulación post transcripcional de la expresión genética, lo que en palabras sencillas significa que son moléculas que regulan la expresión de los genes dentro de nuestras células.

 

Estas moléculas llamadas microARN reflejan las adaptaciones biológicas individuales que cada persona realiza automáticamente en sus células frente a cambios en su ambiente o comportamiento, como por ejemplo cambios en la dieta, en el sedentarismo o en su peso. Lo cierto es que claramente este tipo de factores del estilo de vida afectan el funcionamiento genético de nuestro cuerpo, pero una de las conclusiones de este trabajo científico es que se realiza muy poca investigación al respecto, sobre todo acerca de la dieta. A pesar de que se conoce poco acerca de esto, cada día se saben más cosas acerca de cómo el estilo de vida afecta el comportamiento de nuestras células y finalmente nuestro cuerpo.

 

Es por este tipo de problema, la falta de este tipo de investigaciones, que actualmente se sabe tan poco respecto a cómo hacer medicina del estilo de vida saludable. Mientras el conocimiento que tenemos respecto a las enfermedades y la farmacología es bastante abundante, sabemos muy poco sobre el estilo de vida saludable y la salud. Debido a esto es fácil de entender cómo es que, en general, a los médicos nos cuesta mucho comprender cómo enfrentar al coronavirus con estilo de vida saludable, porque en la escuela de medicina se nos enseña tan poco al respecto, que no entendemos el alcance terapéutico que esto puede tener. Puede ver el estudio de la Dra. Flowers haciendo clic aquí.

 

Por otro lado tenemos un estudio publicado en el año 2015 por un equipo de investigación chino representando tanto al Hospital Qilu de la Universidad de Shandong, en los departamentos de cardiología y anestesiología, como también de forma simultánea representando al Gobierno Chino. Este trabajo se titula MicroRNA-21, induced by high glucose, modulates macrophage apoptosis via programmed cell death 4 y se publicó en la revista Molecular Medicine Reports. Lo puede descargar haciendo clic aquí.

 

Recordemos que el primer estudio científico nos entregó la idea de que los microARN tienen relación con la adaptación de las células de cada persona a su estilo de vida y a otros factores, esto quiere decir que nuestro comportamiento y nuestros hábitos cambian la forma en cómo trabajan genéticamente nuestras células. Por lo tanto nuestros hábitos cambian el funcionamiento de nuestro cuerpo, incluído el sistema inmunológico. El segundo trabajo científico muestra que el microARN-21 promueve, en términos muy sencillos, la reproducción celular y la sobrevida de algunas células inmunológicas llamadas macrófagos, especialmente en ambientes altos en glucosa. Esto puede agrandar o potenciar la inflamación de la respuesta inmunológica a infecciones u otras enfermedades. Según el artículo científico publicado por Frederick J. Sheedy en la revista Frontiers in Immunology en el año 2015 titulado Turning 21: induction of miR-21 as a key switch in the inflammatory response, el microARN-21 es un regulador central de la reproducción celular y la inflamación. Puede descargarlo aquí.

 

En el trabajo realizado por Zhuo Wang y un equipo norteamericano-brasilero de investigadores titulado MicroRNA 21 Is a Homeostatic Regulator of Macrophage Polarization and Prevents Prostaglandin E2-Mediated M2 Generation, publicado en el año 2015 en PLOS ONE, este micro ARN llamado microARN-21 promueve la polarización de macrófagos hacia la inflamación. También podemos ver lo mismo en otro artículo publicado en 2015 en el The Journal of Clinical Investigation. Puede descargar estos trabajos en los siguientes enlaces:

 
 

Estos últimos 3 estudios muestran que el microARN-21 es clave para estimular el aumento de la inflamación. Mientras que el estudio 1 muestra que nuestro funcionamiento genético es modificable por nuestros hábitos de vida, y el estudio 2 muestra que en ambientes ricos en glucosa la inflamación puede verse aumentada producto del aumento del azúcar en el ambiente celular.

 

Aumentar la respuesta inmune podría sonar como algo positivo, pero en ciertas circunstancias es algo negativo, como por ejemplo en las enfermedades donde existe un exceso de activación del sistema inmunológico y de inflamación, tal como las enfermedades cardiovasculares crónicas las cuales son las más importantes del mundo y las que generan mayor cantidad de fallecimientos en nuestro planeta.

El exceso de inflamación puede ser un problema porque puede conducir al exceso de destrucción de los tejidos durante una infección. Según los estudios científicos ya presentados podemos hipotetizar que el exceso de glucosa, el azúcar que se encuentra en gran cantidad en hidratos de carbono refinados como el pan, fideos, bebidas gaseosas, comida chatarra, dulces y masas en general, provoca una sobreactivación del sistema inmunológico mediante un aumento de la expresión del microARN-21.

El asunto es que en el pasado ya han ocurrido enfermedades respiratorias graves por coronavirus, de hecho en el año 2002 fue el SARS-CoV y hoy es el SARS-CoV2 lo que azota al mundo. En el primer SARS, el cuál tuvo origen el año 2002 también en China (Puede hacer clic aquí para saber más sobre esto), la autopsia de los cuerpos de las personas fallecidas por esta patología respiratoria producida también por coronavirus mostró alteraciones como daño excesivo a los pulmones, específicamente daño alveolar difuso, hiperplasia del epitelio pulmonar y macrófagos activados, tanto alveolares como intersticiales. Todo esto es muy técnico, pero en palabras simples tenemos algo muy claro: pulmones altamente dañados por una inflamación excesiva.

 

Todo esto lo podemos ver del interesante trabajo publicado por Tomoki Yoshikawa y sus colaboladores en 2009 en el Journal of Virology titulado Severe Acute Respiratory Syndrome (SARS) Coronavirus-Induced Lung Epithelial Cytokines Exacerbate SARS Pathogenesis by Modulating Intrinsic Functions of Monocyte-Derived Macrophages and Dendritic Cells. Puede descargarlo en este enlace.

 

En este mismo estudio científico se comenta que actualmente se piensa que uno de los mecanismos mediante los cuales las infecciones virales respiratorias provocan daños en humanos es mediante un proceso inflamatorio exacerbado o aumentado, tan aumentado que provoca exceso de destrucción. Se ha publicado que el SARS provocado por el coronavirus o SARS-CoV, presenta una sobreactivación del sistema inmune, por ejemplo producto de la secreción rápida de moléculas propias de la inflamación, tal como interleucina 6 y 8, también llamadas IL-6 e IL-8, como también un aumento de otras moléculas como la MCP-1.

 

Según las investigaciones científicas publicadas para el SARS, podemos ver que en esta patología existe aumento de la activación de macrófagos, participación de excesos de moléculas inflamatorias como IL-6, IL-8 y otros factores inflamatorios. Es muy impresionante que estas mismas moléculas y células inflamatorias también pueden ser aumentadas con niveles elevados de glucosa en la sangre.

Tenemos que pensar que actualmente no tenemos ninguna forma de tratar el coronavirus, es por esto que tenemos que trabajar en ENFRENTAR mejor el COVID-19. Por lo tanto, no podemos ser ingenuos y tenemos que entender que es posible que cualquier cosa que agrave la inflamación respiratoria en estos pacientes colabore al empeoramiento y al desarrollo de complicaciones durante la infección COVID-19.

El asunto es que no solamente los coronavirus aumentan la inflamación o la liberación de moléculas inflamatorias en nuestro cuerpo, muchos de los productos que la industria alimentaria nos hace consumir disfrazados de alimentos también lo provocan.

 
 

Debido a esto, claramente la alimentación es un factor importante en el manejo de la COVID-19. No tiene sentido permitir que la gente consuma alimentos que provocan mecanismos inflamatorios similares a la del nuevo coronavirus, esto claramente podría provocar un aumento en el número de pacientes con complicaciones severas.

 

En un estudio científico publicado por Kashiwagi y otros científicos se demostró que algunas células humanas como las células del epitelio gingival pueden aumentar la liberación de interleucina 6 e interleucina 8 en respuesta a altas concentraciones de glucosa. Este estudio fue publicado en 2016 y se titula High glucose‐induced oxidative stress increases IL‐8 production in human gingival epithelial cells y fue publicado en Oral Diseases.

 

Otro artículo realizado por Bahniwal y colaboradores, titulado High Glucose Enhances Neurotoxicity and Inflammatory Cytokine Secretion by Stimulated Human Astrocytes, publicado en 2017 en la revista Current Alzheimer Research reveló que la alta glucosa encontrada en diabetes mellitus tipo 2 es capaz de provocar aumento de la liberación de moléculas inflamatorias desde las células del sistema inmunológico. No podemos olvidar que estos niveles altos de glucosa también pueden ser provocados al estar encerrados en nuestras casas comiendo pan, fideos, masas, bebidas, jugos y azúcar cada día, especialmente si se asocia estos alimentos con sedentarismo.

 

Según este estudio las células del cerebro y del sistema nervioso central llamadas astrocitos, liberan mayores cantidades de IL-6 e IL-8, las mismas moléculas que se liberan en grandes cantidades en el SARS, cuando se encuentran en ambientes altos en glucosa. Este fenómeno es parte importante del deterioro cerebral que conduce a la demencia y el Alzheimer, que muchos colegas y personas ajenas al mundo de la medicina normalmente atribuyen a la edad, pero el asunto es que no es lo mismo vivir decenas de años comiendo hidratos de carbono refinados que provocan inflamación cerebral constante versus frutas y verduras frescas que desinflaman y reparan nuestro cerebro.

 

Como conclusión a esta primera parte podemos decir que toda persona que busque enfrentar mejor el coronavirus debe evitar el consumo de hidratos de carbono refinados y preferir el consumo de frutas y verduras frescas, aceites prensados en frío y carnes blancas como el pescado cocido sin freír.

 
 
 

SEGUNDA PARTE

 

Alimentos que tengo que incluir en mi dieta

 

Existen innumerables alimentos que pueden ayudarnos al enfrentamiento del coronavirus. En primer lugar tenemos que decir cómo reemplazar los hidratos de carbonos refinados, pues debemos hacerlo principalmente con ensaladas frescas pero también con frutas. Debemos eliminar el pan, los fideos, el arroz blanco, las bebidas gaseosas de nuestra dieta, no existe ninguna excusa para incluirlos, estos alimentos no entregan ningún aporte, sólo nos provocan problemas.

 
 

Hay muchos alimentos que nos pueden ayudar, todas las frutas y verduras frescas, especialmente crudas, pero no es necesario llevar una alimentación 100% cruda.

 

El ajo y la cebolla son alimentos inmunomoduladores, ayudan a que el sistema inmunológico y respiratorio funcionen mejor.

 

En el trabajo científico realizado por Arreola y colaboradores en 2015 y publicado en el Journal of Inmunology Research titulado Review Article Immunomodulation and Anti-Inflammatory Effects of Garlic Compounds, los investigadores explican que el ajo tiene propiedades medicinales que han sido proclamada por siglos, pero que sólo en los últimos años han sido demostradas científicamente. El ajo pareciera potenciar el funcionamiento del sistema inmune, sin provocar exceso de respuesta como sucede con los hidratos de carbono refinados, y lo produce estimulando algunos tipos de células como macrófagos, linfocitos, natural killers, células dendríticas y eosinóficos mediante mecanismos de modulación de secreción de citocinas, producción de inmunoglobulinas, fagocitosis y activación de macrófagos. Puede descargar este artículo en el siguiente enlace.

 
 

Existe un estudio pequeño realizado por Tabassom Mohajer Shojai y sus colaboradores, llamado The effect of Allium sativum (Garlic) extract on infectious bronchitis virus in specific pathogen free embryonic egg, publicado en 2015 en la revista Avicenna Jorunal of Phytomedicine. Este trabajo muestra que el ajo puede ser eficaz para inhibir coronavirus que provocan enfermedades respiratorias en animales. Esto es bastante interesante, porque recomendar el consumo de ajo a la población es una medida sanitaria que realmente no es muy difícil de implementar. Puede descargar el estudio científico haciendo clic aquí.

 
 

Finalmente tenemos el trabajo científico de los doctores Tripathi y Lawande, en el cuál se hace un resumen de todas las propiedades medicinales del ajo y la cebolla, dentro de los cuales tenemos potenciamiento del sistema inmune y reducción del azúcar de la sangre, dos cosas que podrían mejorar el enfrentamiento de la COVID-19. Los expertos comentan que el ajo no debe ser picado, sino que masticado o aplastado para cocinar, de esta manera entrega mejor sus propiedades medicinales. Puede descargar el documento en el siguiente enlace.

 
 
 

CONCLUSIONES

 

Esperamos que este artículo sea de utilidad para las personas. Existen muchos factores que podemos manejar para tener un mejor enfrentamiento de la COVID-19, muchos de ellos ni siquiera implican un riesgo o un costo económico.

 
 

Según la información que podemos ver en este artículo y otras que presentaremos en otros artículos futuros, podemos concluir que la alimentación que protegerá nuestro sistema inmunológico debe contener elementos que potencien nuestro sistema inmune y debemos eliminar todos aquellos factores que nos dañan:

 

  • Productos disfrazados de alimentos que tenemos que eliminar de nuestra dieta: harinas blancas, azúcar blanca, todo producto que sea una masa como queques, pasteles, fideos, arroz blanco y todo producto de alto índice glicémico especialmente los refinados e industrializados. También debemos eliminar los aceites vegetales que no son prensados en frío, debemos eliminar el exceso de aditivos alimentarios, colorantes y preservantes que se encuentran en muchos de nuestros alimentos modernos. Finalmente tenemos que evitar el exceso de productos animales como carnes y lácteos.

  • Alimentos saludables para incluir en nuestra dieta: los principales siempre serán frutas y verduras frescas, vegetales sin refinar e idealmente orgánicos (Para conocer más sobre alimentos orgánicos haga clic en este enlace). Sin refinar significa sin transformarse en productos diferentes al vegetal original, evitando transformar los vegetales en harinas, azúcares, alcoholes y otros productos refinados o procesados, los cuales son siempre dañinos. Respecto a los aceites vegetales debemos preferir los que en su etiqueta dicen “prensados en frío”, debemos consumir frutos secos sin sal, algas y productos marinos como la espirulina. Respecto a los productos animales debemos decir que las mejores opciones serán los huevos de gallinas de libre pastoreo, o gallinas felices, y el pescado sin freír y sin enlatar.

 

En el caso de los bebes en lactancia, especialmente hasta los 2 años, debemos preocuparnos de que la dieta de la madre sea saludable, para que la leche que produzca sea realmente perfecta.

 

En el futuros artículos entregaremos más consejos de cómo enfrentar mejor el coronavirus. Existen muchas cosas que podemos hacer en nuestro hogar e incluso en el hospital.

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